Nunca han faltado los consejos y muchas historias empiezan con la frase: "Bueno, cuando yo era joven, solíamos....", puede llenar usted los puntos suspensivos. Si el mencionarla nos lleva a recordar el pasado, la frase también se hace cierta hoy, cuando hablamos de disciplina escolar.

El castigo corporal ya no existe ni regresará jamás como método de disciplina escolar. Fue reemplazado en parte por la suspensión ya sea dentro o fuera de la escuela. En estos días, muchos distritos escolares, especialmente aquellos en áreas urbanas en toda Texas y otros lugares del país, han creado centros y programas especiales para estudiantes con problemas; esos que, debido a faltas de conducta o disciplina, son apartados del aula tradicional. En Texas se llaman Programas de Educación Alternativa Disciplinaria, reconocidos por las siglas DAEP. Y aunque continúa el debate sobre si estos centros brindan o no un programa educativo adecuado o suficiente apoyo en la instrucción, los estudiantes, al graduarse o retornar a su escuela regular, en algún momento dejan estos programas.

Sin embargo, medidas disciplinarias dispuestas en años recientes pueden tener consecuencias en los estudiantes mucho después de su experiencia escolar primaria y secundaria. Estas sanciones, que se hacen cumplir debidamente mediante presencia policial dentro del establecimiento, convenientemente administradas por las cortes y asistidas por el generalizado uso de la tecnología, se han convertido en barreras para el futuro éxito de jóvenes que han dejado atrás sus indiscreciones juveniles y buscan ahora integrarse al sector laboral o asistir a la universidad.

Para resumir el problema, las normas disciplinarias estudiantiles usadas durante la pasada década han resultado en más y más problemas --incluyendo cifras desproporcionadas de estudiantes de minorías recibiendo citaciones en cortes municipales o juez de paz, ambas pertenecientes al sistema judicial para adultos. En vez de ser selladas bajo ley juvenil, estas citaciones son parte del registro público. Para el tiempo en que estos jóvenes quieren asistir a la universidad o buscar empleo, estas citaciones criminales, la mayoría por infracciones que no son consideradas delito si ocurren fuera de la escuela, vuelven a hacerse presentes. Las consecuencias son: negación de empleo o de solicitud de inscripción universitaria o becas. ¿Es esto lo que los padres y funcionarios escolares realmente quieren?

La SB 393 fue aprobada por la Legislatura de Texas y promulgada en ley a partir del 1º de septiembre de 2013. La medida prohíbe la emisión de citaciones a estudiantes por delito menor de Clase C --como alteración de clases o indisciplina--las que solía enviarlos al sistema judicial de adulto y los dejaba con antecedentes criminales. La medida crea un sistema donde las infracciones dentro de la escuela que no son crímenes bajo ley estatal pueden tratarse a nivel escuela o distrito. También crea un sistema de sanciones donde se puede eximir del castigo dependiendo de tutorías, participación en consejería o servicio comunitario basados en la escuela, y permite que los distritos escolares locales o condados contraten asesores de casos juveniles para asistir a jóvenes en riesgo.

La SB 393 también prohíbe la práctica de iniciar caso judicial a niños menores de 12 años por alteración de clase. Estas medidas dispuestas son producto de recomendaciones hechas por una fuerza de tarea creada por el Consejo Judicial de Texas, lanzada por Wallace Jefferson, ex Juez de la Corte Suprema de Texas.

La nueva ley también dispone un sistema de sanciones graduales que puede utilizarse por funcionarios escolares en vez de, o antes de iniciar un caso judicial. Sin embargo, los funcionarios escolares siguen teniendo capacidad de presentar el caso ante la corte, o poner al estudiante bajo custodia policial por cometer actos de violencia u otra violación seria a la ley estatal.

Hasta ahora, la respuesta de funcionarios escolares ha sido variada. En vez de trabajar para implementar sanciones graduales, o usar fondos que se han dispuesto para contratar asesores de casos juveniles, algunas escuelas han aumentado la transferencia de estudiantes a programa DAEP, o la policía escolar ha extendido citaciones por delitos menores Clase B, las que pueden presentarse en la corte.

Esta legislación no era para hacerle las cosas más rápidas y fáciles a los administradores escolares. Si fuera su hijo o hija, ¿usted cree que una broma inofensiva en clase a los 14 años debería negarle cuatro años más tarde la admisión universitaria, una beca o empleo? Aunque la frase pueda mencionarse o declamarse muy seguido, debería realmente ser "todo por los niños".

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