3 de enero de 2022
Con el comienzo del año nuevo, sin duda muchos hacemos promesas vinculadas a la salud: comer más sano, hacer más ejercicio o dormir más, por ejemplo. Pero mejorar la salud mental es un tema que no suele estar en la lista. Es la mente la que posibilita todo lo que hacemos así que deberíamos darle prioridad, como al resto del cuerpo. Esto se aplica especialmente en el caso de niños y niñas, cuya mente está en rápido desarrollo y quienes están aprendiendo sobre los hábitos saludables que los acompañarán toda la vida.
En circunstancias normales, los niños y niñas atraviesan todo tipo de ansiedades asociadas a “crecer”. Con la pandemia de la covid-19, lo único que hizo esta ansiedad fue multiplicarse, en medio de cambios constantes de escuela en línea, en persona, híbrida; actividades extracurriculares canceladas; e interacción limitada con amigos y familiares. A medida que transcurre el año, es importante que les brindemos herramientas y recursos que les permitan mantener una buena salud mental. También es importante que las escuelas detecten a los estudiantes que corran riesgo de suicidio o que puedan lastimar a otros e intervengan lo antes posible.
Una herramienta clave con la que contamos es el conjunto de recursos establecidos por el Consorcio de Atención en Salud Mental Infantil de Texas, creado conforme a legislación de la que fui coautor en 2019. El Consorcio trabaja con instituciones regionales de salud a fin de cerrar la brecha en materia de atención a salud mental en el estado. En el sur de Texas, se seleccionó a UTRGV para cumplir esta función y aumentar el acceso a la salud de niños y niñas en la región. En 2019, como vicepresidente del Comité Senatorial de Finanzas, apoyé la asignación inicial de $99 millones de dólares para que el Consorcio comenzara a funcionar. En esta última Tercera Sesión Extraordinaria, asignamos $113 millones adicionales para garantizar los recursos disponibles para servicios de salud mental infantil, pero también para expandir iniciativas de salud mental entre embarazadas y mujeres que lleven hasta un año de puerperio.
Un programa crucial creado a través del Consorcio es el de Acceso a la Atención a la Salud Infantil por Telemedicina de Texas (TCHATT, en inglés), que brinda acceso desde la escuela a servicios de salud mental. El programa crea o expande programas de telemedicina o telesalud para determinar y evaluar las necesidades de la salud mental de aquellos menores vulnerables allí donde se encuentran: en la escuela. A la fecha, participan del programa los distritos escolares de Brownsville, Corpus Christi, Hidalgo, La Joya, Lasara, McAllen, Rio Hondo y United, así como las Academias Jubilee. Esto es un buen primer paso, pero aliento a que más distritos escolares se sumen a TCHATT y ofrezcan estos recursos valiosos a más estudiantes.
Otro programa vital creado a través del Consorcio es la Red de Acceso a Psiquiatría Infantil (CPAN, en inglés), el cual consiste en una red de psiquiatras que brindan servicios de consultoría y capacitaciones a médicos de atención primaria en todo el estado a fin de mejorar el cuidado a niños y niñas con necesidades de salud mental. Hasta ahora, casi 2,000 prestadores se inscribieron en CPAN, una cifra que se vio limitada por dificultades asociadas a la covid-19. Al igual que con TCHATT, exhorto a más prestadores a inscribirse en esta red para detectar más temprano y de forma más generalizada los problemas de salud mental infantil.
Todos cumplimos un papel en la promoción de la salud física y mental. Ahora que empieza un nuevo año en el que nos enfocamos en muchos aspectos de nuestra salud física, no nos olvidemos la importancia de la salud mental de todos, adultos e infancias por igual.
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