Fue sorpresa y consternación, además de tristeza y aflicción lo que sentí por la muerte accidental de Esther Buckley. Ella pasó el día en el Capitolio Estatal, abogando con su amado hijo y maestro colega, James, por los niños de Texas.

Esther fue una magnífica educadora cuyo legado perdurará en los corazones y mentes de sus incontables estudiantes y sus familias. Su profundo amor por su familia la inspiró a compartir sus capacidades intelectuales y personales con los demás.

Nuestra comunidad fue bendecida por su personalidad, y su impacto será perdurable.

La recordaré a Esther con mucho cariño. Por sobre todo, atesoraré mi recuerdo de recibirla a ella y a James en mi oficina del Capitolio antes de volver a Laredo. Nunca imaginé que nuestro abrazo de despedida sería el último.

Hoy el Senado de Texas le rindió honor cerrando la sesión en su memoria. Fue un honor hacer esa moción, que fue aprobada unánimemente".

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