Diciembre 11, 2020
Muy pronto los legisladores de todo el estado comenzarán una nueva sesión legislativa. Esta sesión será distinta a todas las que hemos vivido, y requerirá un esfuerzo bipartito para promulgar medidas sensatas que ayuden a todos los tejanos mientras tratamos de vencer a la COVID-19. Como muchos tejanos que enfrentan difíciles decisiones financieras en casa, el estado enfrentará un serio desafío para saldar el presupuesto sin sacrificar los importantes servicios e inversiones del estado.
Antes de dejar el Capitolio en mayo de 2019, aprobamos un presupuesto responsable que invirtió billones en nuestros maestros y estudiantes, redujo impuestos, y fortaleció el Sistema Jubilatorio de Maestros, todo mientras se mantuvo un superávit de $2.9 billones para tratar necesidades extras y más de $9 billones en el fondo de emergencias (Rainy Day Fund). Como vicepresidente del Comité Senatorial de Finanzas, encargado de diseñar el presupuesto, yo creo que aprobamos uno que aunque no perfecto, sí trató la mayor parte de las necesidades fundamentales de nuestro estado.
Sin embargo, ese presupuesto fue diseñado previendo que el estado recibiría $121.5 billones en ingresos durante el período actual. No sorprenderá a nadie que debido a la pandemia de coronavirus, los ingresos del estado han sufrido un gran declive, y se prevé recaude casi $13 billones menos que lo proyectado. Lo que una vez fue casi $3 billones de superávit, ahora se proyecta será un déficit de $4.6 billones.
¿Así que cómo resolveremos este proyectado déficit de $4.6 billones? Aunque ésta es una posición en la que nadie quiere estar, creo que si tenemos un déficit menor a $5 billones, podemos arreglarnos. No será fácil, pero hay disponibles instrumentos presupuestarios que podemos usar para aliviar el dolor. Soy optimista y pienso que el déficit será menor que la estimación actual de $4.6 billones. Cuando cayó la economía debido a la pandemia de COVID-19 en la primavera pasada, la Contraloría redujo radicalmente los fondos que pensó tendríamos disponibles para el próximo presupuesto. Sin embargo, aunque seguimos en incertidumbre, el último informe del Contralor Glenn Hegar hace un par de semanas muestra un cuadro mucho más positivo.
Afortunadamente la combinación de los cheques de estímulo por $1,200, los extendidos beneficios por desempleo de $600 extras a la semana, el Programa de Protección al Sueldo, y la asignación al Fondo de Asistencia por Coronavirus del Acta CARES por $11.2 billones a Texas para pagar gastos relativos a la COVID-19, colaboran todos a aliviar el doble revés de la pandemia y la caída de precios del gas y petróleo. Yo he trabajado con otros miembros de la Legislatura, así como la oficina del gobernador, para priorizar cómo se pueden usar mejor los Fondos de Asistencia por Coronavirus para asegurar que tratemos los desafíos presentados por la COVID-19. Aunque estos fondos han sido cruciales para mantener la capacidad de Texas en luchar contra el virus, no son suficientes ni pueden usarse para simplemente emparchar los agujeros del presupuesto que enfrentaremos en la próxima sesión.
Lo primero a hacer cuando seamos convocados será tratar las necesidades extras del actual presupuesto. Nuestro presupuesto se realiza en ciclos de dos años, con el presente cubriendo desde el 1° de septiembre de 2019 al 31 de agosto de 2021. En todo ciclo aprobamos un presupuesto suplementario para cubrir los faltantes en el presupuesto para cerrar ese ciclo. Sabemos que tendremos cuentas sin pagar en el presupuesto actual, pero también tendremos nuevos fondos federales disponibles que no anticipamos, como el mayor nivel de suplemento por Medicaid, que ayudarán a aliviar el déficit.
También tendremos que diseñar un nuevo presupuesto para los años fiscales 2022-2023. Lamentablemente, ésta no será la primera vez que lidiamos con un déficit de recursos, pero tenemos instrumentos presupuestarios para ayudarnos a salir del pozo. En 2011 sufrimos una recesión donde redujimos el presupuesto en $15 billones. Fue un presupuesto doloroso donde financiamos deficientemente a Medicaid en $5 billones para estirar los pagos. En esta sesión, aunque no empezamos en un pozo tan profundo, es crucial que usemos todos los instrumentos disponibles para ayudarnos a mantener los actuales compromisos financieros del estado y dar tiempo a que se recupere la economía. Antes de la pandemia, la economía de Texas era la más fuerte en el país, y tengo fe en que volveremos pronto a esa posición.
Las opciones disponibles incluyen la postergación de varios pagos, como Medicaid, o aún aplazar otros pagos por solo un día hacia el próximo ciclo presupuestario. Al utilizar estos instrumentos, podremos mantener el financiamiento pero pagar parte de él cuando la economía se recupere. Además, tenemos el fondo de emergencia que se proyecta tendrá $8.7 billones. Aunque no podemos usar todos esos fondos, ciertamente podemos usar lo necesario para ayudarnos a financiar las necesidades del estado en salud pública, educación y la recuperación de la economía. Aún más, se ha pedido a las agencias estatales reducir su presente presupuesto en 5%, ahorros que todavía no han sido sustraídos del proyectado déficit.
Aunque hay incertidumbre, soy positivo en que el presupuesto en la próxima sesión será manejable sin los recortes dolorosos que sufrimos en la recesión del 2011. La vacuna está próxima, se está discutiendo en el Congreso sobre una mayor asistencia federal, el precio del petróleo está subiendo, y nuestra economía está en recuperación. Estos factores ayudarán a hacer éste un presupuesto más manejable que el que temíamos hace solo unos meses. Sí, podría haber algunos recortes en financiamiento, pero serán del tipo que necesitan una curita, no una sutura. No será fácil, pero si todos trabajamos juntos, no será doloroso, aunque sentiremos cierto malestar.
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